Comer es algo más que alimentarse. Comer, en el sentido más amplio de la palabra, supone hacer un alto en mitad de la jornada; marcar una pausa de recuperación y también, ¿por qué no?, de placer. Y lograr que ese momento necesario para reponer fuerzas se convierta en un arte es, precisamente, nuestro oficio. Porque sabemos que el tiempo que se dedica a “tomar un bocaíto” debe estar arropado con los elementos justos: un espacio acogedor, un ambiente de confianza y una mesa bien surtida y mejor regada. Los que llevamos esta casa, hemos nacido entre fogones y manteles, heredando viejas recetas y asimilando nuevas tendencias. Conocemos los secretos del arroz, los sabores del litoral y la añeja tradición de la comida de la montaña, la meseta y la Vega del Segura. Y ponemos todo nuestro empeño en acompañar cada plato con el vino que mejor lo puede realzar. Este es nuestro mundo: un mundo de aromas, de sabores, de matices capaces de perdurar en el paladar y en la memoria. Y nuestra mayor satisfacción es dar cabida en él a todos ustedes.